el primero fue un del río arriba que se llamaba , y otros señalados que adelante se dirá; y vista la voluntad de los indios, se partieron con ellos tres cristianos lenguas, hombres pláticos en la tierra, y iban con ellos los indios que se le habían ofrescido muchas veces, de guaraníes y otras generaciones, los cuales habían pedido les diesen la empresa del descubrimiento; a los cuales encomendó que con toda diligencia y fidelidad descubriesen aquel camino, adonde tanto servicio harían a Dios y a Vuestra Majestad; y entretanto que los cristianos y indios ponían en efecto el camino, mandó adereszar tres bergantines y bastimentos y cosas necesarias, y con noventa cristianos envió al capitán Domingo de Irala, vizcaíno, por capitán de ellos, para que subiesen por el río del Paraguay arriba todo lo que pudiesen navegar y descubrir en tiempo de tres meses y medio, y viesen si en la ribera del río había algunas poblaciones de indios, de los cuales se tomase relación y aviso de las poblaciones y gente de la provincia. Partiéronse estos tres navíos de cristianos a 20 días del mes de noviembre, año de 1542. En ellos iban los tres españoles con los indios que habían de descubrir por tierra, a do habían de hacer el descubrimiento por el puerto que dicen de las Piedras, setenta leguas de la ciudad de la Ascensión, yendo por el río del Paraguay arriba. Partidos los navíos que iban a hacer el descubrimiento de la tierra, dende a ocho días escribió una carta el capitán Vergara cómo los tres españoles se habían partido con número de más de ochocientos indios por el puerto de las Piedras, debajo del Trópico en veinte y cuatro grados, a proseguir su camino y descubrimiento, y que los indios iban muy alegres y deseosos de enseñar a los españoles el dicho camino; y habiéndolos encargado y encomendado a los indios se partía para el río arriba a hacer el descubrimiento.
CAPÍTULO XXXV
Cómo se volvieron de la entrada los tres cristianos y indios que iban a descubrir
Pasados veinte días que los tres españoles hobieron partido de la ciudad de la Ascensión a ver el camino que los indios se ofrescieron a les enseñar, volvieron a la ciudad, y dijeron que llevando por guía principal , indio principal de la tierra, habían entrado por el que dicen puerto de las Piedras, y con ellos hasta ochocientos indios, poco más o menos; y habiendo caminado cuatro jornadas por la tierra por donde los dichos indios iban, guiando el indio Aracare, principal, como hombre que los indios le temían y acataban con mucho respeto, les mandó, desde el principio de su entrada, fuesen poniendo fuego por los campos por donde iban caminando, que era dar grande aviso a los indios de aquella tierra, enemigos, para que saliesen a ellos al camino y los matasen; lo cual hacían contra la costumbre y orden que tienen los que van a entrar y a descubrir por semejantes tierras y entre los indios se acostumbraba; y allende de esto, el Aracare públicamente iba diciendo a los indios que se volviesen y no fuesen con ellos a les enseñar el camino de las poblaciones de la tierra, porque los cristianos eran malos, y otras palabras muy malas y ásperas, con las cuales escandalizó a los indios; y no embargante que por ellos fueron rogados y importunados siguiesen su camino y dejasen de quemar los campos, no lo quisieron hacer; antes al cabo de las cuatro jornadas se volvieron, dejándolos desamparados y perdidos en la tierra, y en muy gran peligro, por lo cual les fue forzado volverse, visto que todos los indios y las guías se habían vuelto.
CAPÍTULO XXXVI
Cómo se hizo tablazón para los bergantines y una carabela
En este tiempo el gobernador mandó que se buscase madera para aserrar y hacer tablazón y ligazón, así para hacer bergantines para el descubrimiento de la tierra, como para hacer una carabela que tenía acordado de enviar a este reino para dar cuenta a Su Majestad de las cosas sucedidas en la provincia en el descubrimiento y conquista de ella; y el gobernador personalmente fue por los montes y campos de la tierra con los oficiales y maestros de bergantines y aserradores; los cuales en tiempo de tres meses aserraron toda la madera que les paresció que bastaría para hacer la carabela y diez navíos de remos para la navegación del río y descubrimiento de él; la cual se trajo a la ciudad de la Ascensión por los indios naturales, a los cuales mandó pagar sus trabajos, y de la madera con toda diligencia se comenzaron a hacer los dichos bergantines.