CAPÍTULO I
De los comentarios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca
Después que Dios nuestro Señor fue servido de sacar a Alvar Núñez Cabeza de Vaca del captiverio y trabajos que tuvo diez años en la Florida y vino a en el año del Señor de 1537, donde estuvo hasta el año de , en el cual vinieron a esta corte de Su Majestad personas del Río de la Plata, a dar cuenta a Su Majestad del suceso de la Armada, que allí había enviado don Pedro de Mendoza, y de los trabajos en que estaban los que de ellos escaparon, y a le suplicar fuese servido de los proveer, y socorrer, antes que (porque ya quedaban pocos de ellos). Y sabido por Su Majestad, mandó que se tomase cierto asiento y capitulación con Alvar Núñez Cabeza de Vaca, para que fuese a socorrellos; el cual asiento, y capitulación se efectuó, mediante que el dicho Cabeza de Vaca se ofresció de los ir a socorrer, y que gastaría en la jornada, y socorro que así había de hacer en caballos, armas, ropas, y bastimentos, y otras cosas, ocho mil Ducados, y por la capitulación, y asiento, que con Su Majestad tomó, le hizo merced de la Gobernación, y de la Capitanía General de aquella Tierra, y Provincia, con Título de de ella; y asimesmo le hizo Merced del dozavo de todo lo que en la Tierra, y Provincia se hobiese, y lo que en ella entrase, y saliese, con tanto, que el dicho Alvar Núñez gastase en la jornada los dichos ocho mil Ducados; y así, él en cumplimiento del Asiento, que con Su Majestad hizo, se partió luego a Sevilla, para poner en obra lo capitulado, y proveerse para el dicho socorro, y armada, y para ello mercó dos naos, y una carabela, para con otra que le esperaba en Canaria; la una nao de éstas era nueva del primer viaje, y era de trescientos y cincuenta toneles, y la otra era de ciento y cincuenta; los cuales navíos aderezó muy bien, y proveyó de muchos bastimentos, y pilotos, y marineros, y hizo cuatrocientos soldados bien aderezados, cual convenía para el socorro; y todos los que se ofrecieron a ir en la jornada, llevaron las armas dobladas: estuvo en mercar, y proveer los navíos desde el mes de mayo, hasta en fin de septiembre, y estuvieron prestos para poder navegar, y con tiempos contrarios estuvo detenido en la Ciudad de Cádiz, desde en fin de septiembre, hasta dos de noviembre, que se embarcó, y hizo