Comentarios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca

principales, ni los otros de su generación, todos juntos ni divididos, en manera alguna, cuando hobiesen de venir en sus canoas por la ribera del río del Paraguay, entrando por tierra de los guaraníes, o hasta llegar al puerto de la ciudad de la Ascensión, hobiese de ser y fuese de día claro y no de noche, y por la otra parte de la ribera del río, no por donde los otros indios guaraníes y españoles tienen sus pueblos y labranzas; y que no saltasen en tierra, y que cesase la guerra que tenían con los indios guaraníes y no les hiciesen ningún mal ni daño, por ser, como eran, vasallos de Su Majestad; que volviesen y restituyesen ciertos indios y indias de la dicha generación que habían captivado durante el tiempo de la paz, porque eran cristianos y se quejaban sus parientes, y que a los españoles y indios guaraníes que anduviesen por el río a pescar y por la tierra a cazar no les hiciesen daño ni les impidiesen la caza y pesquería, y que algunas mujeres, hijas y parientas de los agaces, que habían traído a las doctrinar, que las dejasen permanescer en la santa obra y no las llevasen ni hiciesen ir ni ausentar; y que guardando las condiciones los temían por amigos, y donde no, por cualquier de ellas que así no guardasen, procederían contra ellos; y siendo por ellos bien entendidas las condiciones y apercebimientos, prometieron de las guardar, y de esta manera se asentó con ellos la paz y dieron la obediencia.

CAPÍTULO XVIII

De las querellas que dieron al gobernador los pobladores de los oficiales de Su Majestad

Luego dende a pocos días que fue llegado a la ciudad de la Ascensión el , visto que había en ella muchos pobres y necesitados, los proveyó de ropas, camisas, calzones y otras cosas, con que fueron remediados, y proveyó a muchos de armas, que no las tenían, todo a su costa, sin interés alguno; y rogó a los oficiales de Su Majestad que no les hiciesen los agravios y vejaciones que hasta allí les habían hecho y hacían, de que se querellarían de ellos gravemente todos los conquistadores y pobladores, así sobre la cobranza de deudas debidas a Su Majestad, como derechos de una nueva imposición que inventaron y pusieron, de pescado y manteca, de la miel, maíz y otros mantenimientos y pellejos de que se vestían, y que habían y compraban de los indios naturales; sobre lo cual los oficiales hicieron al gobernador muchos requerimientos para proceder en la cobranza y el gobernador no se lo consintió, de donde le cobraron grande odio y enemistad, y por vías indirectas intentaron de hacerle todo el mal y daño que pudiesen, movidos con mal celo; de que resultó prenderlos y tenerlos presos por virtud de las informaciones que contra ellos se tomaron.

CAPÍTULO XIX

Cómo se querellaron al gobernador de los indios guaycurúes

Los indios principales de la ribera y comarca del río del Paraguay, y más cercanos a la ciudad de la Ascensión, vasallos de su Majestad, todos juntos parescieron ante el gobernador y se querellaron de una generación de indios que habitan cerca de sus confines, los cuales son muy guerreros y valientes, y se mantienen de la caza de los venados, mantecas y miel, y pescado del río, y puercos que ellos matan, y no comen otra cosa ellos y sus mujeres y hijos, y éstos cada día la matan y andan a cazar con su puro trabajo; y son tan ligeros y recios, que corren tanto tras los venados, y tanto les dura el aliento, y sufren tanto el trabajo de correr, que los cansan y toman a mano, y otros muchos matan con las flechas, y matan muchos tigres y otros animales bravos. Son muy amigos de tratar bien a las mujeres, no tan solamente las suyas propias, que entre ellos tienen muchas preeminencias; mas en las guerras que tienen, si captivan algunas mujeres, danles libertad y no les hacen daño ni mal; todas las otras generaciones les tienen gran temor; nunca están quedos de dos días arriba en un lugar; luego levantan sus casas, que son de esteras, y se van una legua o dos desviados de donde han tenido asiento, porque la caza, como es por ellos hostigada, huye y se va, y vanla siguiendo y matando. Esta generación y otras que se mantienen de las pesquerías y de unas algarrobas que hay en la tierra, a las cuales acuden por los montes donde están estos árboles, a coger como puercos que andan a montanera, todos en un tiempo, porque es cuando está madura el algarroba por el mes de noviembre a la entrada de diciembre, y de ella hacen harina y vino, el cual sale tan fuerte y recio, que con ello se emborrachan.

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